martes, 27 de mayo de 2014

La autocrítica






La palabra crítica se refiere a la censura de las acciones y conductas de otro individuo, la autocrítica entonces puede definirse como el reconocimiento de las propias acciones y conductas erradas.

Por lo general, la autocrítica está cargada de un significado positivo, ya que se piensa que al criticarse a sí mismo se es lo suficientemente maduro y responsable para asumir los desaciertos en la vida, pero ¡ojo! esta concepción no es del todo cierta, juzgarte a ti mismo puede ser más negativo de lo que piensas.

Flexibilidad y responsabilidad 
En lugar de criticarte a ti mismo, es más sano practicar la aceptación de los propios errores como hechos ineludibles inherentes a la naturaleza humada. Es decir, hacerle honor a la frase “Todos somos imperfectos”, ya que, aunque trillado, es cierto, todos somos imperfectos.
La autocrítica se diferencia de la aceptación de los traspiés, porque la primera apunta más a la censura del propio proceder, con la consecuente desmoralización, mientras que la segunda hace referencia a la humildad que representa reconocer los propios defectos y tener la intención de trabajar en el mejoramiento de ellos.
En definitiva, la clave está en qué tan dócil seas contigo mismo. Mientras mas inflexible, más difícil será la tarea de admitir tus debilidades y fortalezas. ¡Tómatelo con calma! eso sí, preferir la aceptación antes que la a la autocrítica no quiere decir que tengas luz verde  para recaer en los mismos errores una y otra vez, descartando toda acción rectificadora. Cuando esto ocurre, las actitudes y acciones equivocadas suelen verse como normales, y por esta razón se repiten sin ningún sentimiento de culpa.
En este sentido, la responsabilidad juega un papel importante para estimular tu independencia y crecimiento tanto psicológico como emocional. En conclusión, no te autocritiques, reconoce tus actos y asume sus consecuencias. Nada más.  


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